sábado, 7 de enero de 2012

QUIZÁ NUESTRAS VIDAS PUEDAN MEJORAR




Me encantan los martes por la tarde. Libras y quedamos tras la verja de uno de los jardines del casco antiguo. Tú esperas y fumas, yo me apresuro en llegar. Toda la semana esperando ese momento. Entonces toca el campanario que marca la hora. Son las seis de la tarde y yo bajo la calle que hay justo a tu lado. Te giras al escuchar mis tacones que se apresuran y finjo no verte. Sigues mirando, te miro, sonreimos. Seguimos mirándonos al cruzar nuestras vidas en este punto de encuentro que fijamos ya no se cuánto hace, ni cómo... y pasando de largo esbozo un tímido gesto a modo de saludo. Tú haces lo mismo. Cambia el rumbo de mi mirada y tú quedas atrás observando cómo me alejo calle abajo. Otro martes igual, deseándote una vez más y alimentando nuestros corazones imaginando cómo debe ser hablarnos por primera vez. Quizá algún día nuestras vidas puedan mejorar.


**** Dedicado a todos aquellos que se atrevieron a hablarle a esa persona con la que tantas veces se cruzaron ****

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