martes, 6 de agosto de 2013

AZULADOS (A TU LADO)



Amanecer casi a oscuras, azul oscuro del ambiente, cielo azul oscuro, casi negro que poco a poco cambia su tonalidad a un azul menos intenso pero con más luminosidad. Nuestras miradas verdes, ahora se tornan azuladas también. Nuestra piel azulada de la misma forma y el pelo, el cuerpo entero y nuestras vestimentas también se tiñen de azul oscuro del amanecer en el que nos encontramos.

Podría haber amanecido con tonos más agradables y acogedores, tonos cálidos, amarillos, rosas, lilas o hasta incluso anaranjados, pero no, hoy no... Después de tantos kilómetros recorridos ha amanecido azul oscuro. 

Tú y yo de la mano.

Caminamos entre las rocas cuesta abajo, rocas azules de escasa vegetación azul. Nuestros pies azules, los cordones de tus zapatillas azulados y mi sandalias al compás. Las rocas más cercanas al agua se mezclan con tonos turquesas y van cambiando su tonalidad, partiendo de ese azul oscuro hasta llegar casi a su transparencia.
Lo único que conserva su tono original es la luz que viene y va.Tan solo unos segundos nos separan de ella y de su realidad mantenida por la intermitencia de su existir. Segundos que nos abren el camino para atravesar las rocas para llegar a nuestro punto de partida.

Abajo, en las rocas, sintiendo el alma azul, nos mojamos los pies, despojándonos de calzado, ropas y detalles que nos adornan. Todo lo que nos rodea sigue azul, pero ahora con tonalidades más cálidas y a pesar del agua helada, disfrutamos de este baño matinal.

Al sumergirnos poco a poco el azul desaparece. Solo es cuestión de minutos y sentimos un día más la calidez del sol en la cara. 

Así amanece contigo. 

Te observo, te miro y me correspondes. Nos abrazamos para que los pies entren en calor. Nos besamos y besas mi nariz congelada. 


Hoy va a ser un gran día. 


La luz intermitente ha dejado de brillar.

REBOSANTE...





Esta foto y el texto nacen de una foto de mi amigo Juan Carlos Pascual. Se trata de la foto del Vaso que rebosa agua
Esa foto me ha cautivado de tal forma que ha hecho brotar las letras y las ideas.


Ahí va el texto:

"El vaso y el agua. Frescor, ni lleno, ni vacío, sencillamente rebosante.
Rebosante de frescura,
rebosante de ideas,
rebosante sentimental,
rebosante de amor,
rebosante de miedos, de alegrías y de penas ya pasadas.
Rebosante de lo aprendido, rebosantes lecciones y rebosante la mente del que aprende de lo vivido.

Rebosante de vitalidad y por las noches rebosante de sueños y de ganas de soñar. Así me encuentro desde hace 27 días y 13h. En mis sueños rebosantes vasos de agua fría, casi helada, que son vertidos ante mis ojos. Los observo llenarse y rebosar, admirando la belleza del momento. Adoro el sonido del agua rebosando que cae lentamente envolviendo el cristal. Cae y a su vez esa agua que derrama se convierte en el agua que llena los demás vasos que forman parte del sueño. Uno, cuatro, o cinco, o quizá cien, depende del día.

Sigue rebosando el agua, esta vez la siento fría, como se derrama y se desliza sobre mi. Poco a poco rebosa en mi frente desde la coronilla. Rebosa y chorrea el agua por mi rostro y mi cabello. Refresca mi mirada, mi aliento, mis ideas y mi alma. Refresca mi corazón. Empapa todo mi ser de algo nuevo. Empapa mis pestañas que al abrir los ojos desprenden cientos de mini gotas que salen disparadas como si fueran de cristal y a su vez esas mini gotas se extienden por la habitación. Parpadeo una vez más, sintiendo la piel tersa, respiro hondo, respiro el agua que recorre cada poro de mi piel. Cada noche el agua rebosa, cíclicamente, en mis sueños. Una y otra vez, se repite.

A pesar de eso, cada mañana amanezco con sed. Cada día más sed. Sed de historias, sed de vida, sed de ideas. Sed eterna que mueve mi persona. La sed de hacer cosas nuevas y reinventarme."



Isabel 

Montcada i Reixac, 5 agosto de 2013