jueves, 15 de mayo de 2014

SALIR CORRIENDO (CUESTA ARRIBA)



Salir corriendo me huele a café de sobremesa, de esos de cafetera de fogón a media tarde. Salí escopeteado cuesta arriba. Yo era solo un crío y decidí darme a la fuga así sin más, dejando allí el arma del delito, las muestras, mis huellas dactilares e incluso quedó allí inmobil el peluche compañero de aventuras, al cual días después pude recuperar.

Era domingo por la tarde a la hora de la siesta, por eso el estruendo fue aún más grande, tanto que enmudeció a todo aquel que se encontraba en las casas colindantes. Con tan solo un disparo la primera maceta saltó por los aires en pedazos y los pétalos de los geranios revolotearon sobre los demás que allí se encontraban jugando conmigo. Sonó el estrépito y varios fueron los que se asomaron a balcones y ventanas varias.
Siempre tuve fama de travieso. Chiquitito, de pelo rubio alborotado, mirada alegre y con mi camiseta favorita, la de color rojo con dos palmeras de isla paradisiaca.

Descalzo corrí calle arriba, huyendo de la abuelita de Rosa (la guapa de la calle de abajo) como quien huye de un asesino. Manuela me perseguia escoba en mano, la de la escoba de bruja, le decía yo. Tras ella corrian el resto de niños del barrio escondiéndose por los portales, asomando los ojos para presenciar el espectáculo fruto del balonazo que rompió la paz de aquella siesta. Solo un balonazo bastó para hacer un efecto dominó de macetas floreadas.

Recuerdo con una sonrisa la bronca monumental de mis padres y el rato (una eternidad) castigado en el rincon de la escalera sin rechistar. También recuerdo el pedazo de pastel de queso con arándanos que me comí en el patio de casa, previa reconciliación y después de pedir disculpas a la señora de la escoba de bruja.  A la sombra del limonero y con el olor de sus flores, se me olvidó el berrinche que ahora recuerdo al lado del limonero taza de café en mano.


martes, 6 de agosto de 2013

AZULADOS (A TU LADO)



Amanecer casi a oscuras, azul oscuro del ambiente, cielo azul oscuro, casi negro que poco a poco cambia su tonalidad a un azul menos intenso pero con más luminosidad. Nuestras miradas verdes, ahora se tornan azuladas también. Nuestra piel azulada de la misma forma y el pelo, el cuerpo entero y nuestras vestimentas también se tiñen de azul oscuro del amanecer en el que nos encontramos.

Podría haber amanecido con tonos más agradables y acogedores, tonos cálidos, amarillos, rosas, lilas o hasta incluso anaranjados, pero no, hoy no... Después de tantos kilómetros recorridos ha amanecido azul oscuro. 

Tú y yo de la mano.

Caminamos entre las rocas cuesta abajo, rocas azules de escasa vegetación azul. Nuestros pies azules, los cordones de tus zapatillas azulados y mi sandalias al compás. Las rocas más cercanas al agua se mezclan con tonos turquesas y van cambiando su tonalidad, partiendo de ese azul oscuro hasta llegar casi a su transparencia.
Lo único que conserva su tono original es la luz que viene y va.Tan solo unos segundos nos separan de ella y de su realidad mantenida por la intermitencia de su existir. Segundos que nos abren el camino para atravesar las rocas para llegar a nuestro punto de partida.

Abajo, en las rocas, sintiendo el alma azul, nos mojamos los pies, despojándonos de calzado, ropas y detalles que nos adornan. Todo lo que nos rodea sigue azul, pero ahora con tonalidades más cálidas y a pesar del agua helada, disfrutamos de este baño matinal.

Al sumergirnos poco a poco el azul desaparece. Solo es cuestión de minutos y sentimos un día más la calidez del sol en la cara. 

Así amanece contigo. 

Te observo, te miro y me correspondes. Nos abrazamos para que los pies entren en calor. Nos besamos y besas mi nariz congelada. 


Hoy va a ser un gran día. 


La luz intermitente ha dejado de brillar.

REBOSANTE...





Esta foto y el texto nacen de una foto de mi amigo Juan Carlos Pascual. Se trata de la foto del Vaso que rebosa agua
Esa foto me ha cautivado de tal forma que ha hecho brotar las letras y las ideas.


Ahí va el texto:

"El vaso y el agua. Frescor, ni lleno, ni vacío, sencillamente rebosante.
Rebosante de frescura,
rebosante de ideas,
rebosante sentimental,
rebosante de amor,
rebosante de miedos, de alegrías y de penas ya pasadas.
Rebosante de lo aprendido, rebosantes lecciones y rebosante la mente del que aprende de lo vivido.

Rebosante de vitalidad y por las noches rebosante de sueños y de ganas de soñar. Así me encuentro desde hace 27 días y 13h. En mis sueños rebosantes vasos de agua fría, casi helada, que son vertidos ante mis ojos. Los observo llenarse y rebosar, admirando la belleza del momento. Adoro el sonido del agua rebosando que cae lentamente envolviendo el cristal. Cae y a su vez esa agua que derrama se convierte en el agua que llena los demás vasos que forman parte del sueño. Uno, cuatro, o cinco, o quizá cien, depende del día.

Sigue rebosando el agua, esta vez la siento fría, como se derrama y se desliza sobre mi. Poco a poco rebosa en mi frente desde la coronilla. Rebosa y chorrea el agua por mi rostro y mi cabello. Refresca mi mirada, mi aliento, mis ideas y mi alma. Refresca mi corazón. Empapa todo mi ser de algo nuevo. Empapa mis pestañas que al abrir los ojos desprenden cientos de mini gotas que salen disparadas como si fueran de cristal y a su vez esas mini gotas se extienden por la habitación. Parpadeo una vez más, sintiendo la piel tersa, respiro hondo, respiro el agua que recorre cada poro de mi piel. Cada noche el agua rebosa, cíclicamente, en mis sueños. Una y otra vez, se repite.

A pesar de eso, cada mañana amanezco con sed. Cada día más sed. Sed de historias, sed de vida, sed de ideas. Sed eterna que mueve mi persona. La sed de hacer cosas nuevas y reinventarme."



Isabel 

Montcada i Reixac, 5 agosto de 2013

domingo, 12 de febrero de 2012

PRESENCIAS, AUSENCIAS Y SOMBRAS








La otra noche, de camino a casa, noté una presencia. Era la sombra de tu sombra que perseguía a la mía.

Y tu sombra se quedó con las ganas. Hace poco más de 15 días que mi sombra decidió ignorarte.

sábado, 7 de enero de 2012

TU OTRA VIDA - PART I


En otra vida jugábamos juntos a la hora del recreo y competíamos para ver quien era capaz de guardar en la boca más cantidad de agua para luego escupirla a modo de fuente haciéndola llegar lo más lejos posible. No importaba el tiempo, el más grande de los problemas era cuando el balón se colaba en el balcón de alguna anciana gruñona del barrio y teníamos que suplicar para recuperarla y seguir jugando unas mil horas más. Estrenar libretas, gomas, lápices, mochilas y compartir los plastidecors para aprender a dibujar árboles, casitas y soles con ojos redonditos, soles risueños de color amarillo y naranja en los bordes, casitas de techo rojo, ventanas azules y puertas marrones. Aprender a dibujar árboles verdes con manzanas rojas que cuelgan de sus ramas.

Pero sobretodo aprendimos a dibujar el camino de arena amarilla que va del extremo inferior del papel hasta la puerta de la casita, para que siempre podamos encontrar el camino facilmente :).

Las viejas ventanas de madera verde de la casa abandonada nos vigilaban y cuidaban de nosotros. Por eso me gusta tanto el color verde. ¡Ahora ya lo sé!

***** Dedicado al niño que llevas dentro, con el que jugué en mi otra vida.*****

* Espero que os guste esta mini historia. Es la primera parte de otras cuantas que vendrán poco a poco, historia que escribo con mi gran amigo Juan Carlos :)

QUIZÁ NUESTRAS VIDAS PUEDAN MEJORAR




Me encantan los martes por la tarde. Libras y quedamos tras la verja de uno de los jardines del casco antiguo. Tú esperas y fumas, yo me apresuro en llegar. Toda la semana esperando ese momento. Entonces toca el campanario que marca la hora. Son las seis de la tarde y yo bajo la calle que hay justo a tu lado. Te giras al escuchar mis tacones que se apresuran y finjo no verte. Sigues mirando, te miro, sonreimos. Seguimos mirándonos al cruzar nuestras vidas en este punto de encuentro que fijamos ya no se cuánto hace, ni cómo... y pasando de largo esbozo un tímido gesto a modo de saludo. Tú haces lo mismo. Cambia el rumbo de mi mirada y tú quedas atrás observando cómo me alejo calle abajo. Otro martes igual, deseándote una vez más y alimentando nuestros corazones imaginando cómo debe ser hablarnos por primera vez. Quizá algún día nuestras vidas puedan mejorar.


**** Dedicado a todos aquellos que se atrevieron a hablarle a esa persona con la que tantas veces se cruzaron ****

viernes, 6 de enero de 2012

CREO EN LOS PRESAGIOS




“CREO EN LOS PRESAGIOS- dijo muy seria antes de sonreír con amplitud - ¿SABE LO
QUE LE DIGO? QUE VOY A DEJARLE QUE ME INVITE A LA ÚLTIMA RONDA” (Pag, 136 -¡QUIERO VIVIR! - Tabor Rawson)

Cuando el libro se abrió en sus manos por esa página se quedó imaginando qué escondía aquel sobre marrón y áspero. ¡Menudo sorpresa! Sonrió. Lo observó mientras pasaba la mano para sentir su tacto a antiguo. Enseguida pensó en cuánto tiempo habría pasado desde la última vez que alguien lo descubrió y quizá siguió el mismo ritual, dejándose llevar por la curiosidad que suscita semejante hallazgo. Se tomó el tiempo necesario para notar su tacto y mientras lo giraba para ver el frontal y su destinatario lo atraía hacia su cara para sentir su olor a viejo, a guardado.... a secreto.

Se sintió como Amelie, cuando tras hacer caer la pequeña baldosa encuentra su tesoro particular a ras de suelo. Así es como se sintió. Especial y afortunada. Se tomó su tiempo y durante varios minutos, o quizá segundos, se dedicó a fantasear imaginando qué podía contener aquel sobre, antiguo pero bien conservado aún, el que iba dirigido a: Srta. Pepita Puigdomènech, vecina de la calle Muntaner 78 de Barcelona, por lo visto denominada por aquel entonces como “Ciudad 11”... le pareció curioso.

Mirando el sobre a trasluz se perfiló la silueta de un papel bastante más pequeño de lo que esperaba... pero seguía teniendo el mismo encanto y la misma curiosidad que le arrancó desde que apareció por alguna casualidad, extraña casualidad, en su vida. “Quizá no es una carta” - pensó para si misma - “o quizá si...” “¿Qué más da?”

Entonces abrió el sobre, su solapa medio rota, levantó la solapa por el lado derecho y tuvo la sensación indescriptible al descubrir un papel que no medía más que una tarjeta de visita de las convencionales, ahí doblado por la mitad. Pudo adivinar que se trataba de algo breve, a modo de invitación.
Al desdoblar el papel esbozó una sonrisa y una de las primeras cosas que leyó en una vista rápida fue “Noviembre de 1961”. Cuánto habrá pasado desde entonces... y aquel papel casi intacto, sin síntomas ni rastro de maltrato o uso alguno, era el tesoro que escondía el libro de Pepita, quizá uno de los recuerdos de su juventud. Leyó alucinada el papel y su propuesta y sintió que su mente iba a mil por hora. Cuántas preguntas y cuántas ideas llegaron a circular por su mente en escasos minutos, quizá segundos.

¡Recuerde usted estos datos! - encabezaba la invitación. ¿Quien iba a olvidar algo así? Un día como ese ¿quien se iba a olvidar de ir al baile? Curiosa forma de celebrar el 1 de noviembre de aquel 1961. ¡¡¿¿Qué mejor que celebrarlo bailando entre los que aún quedan??!! Que gran idea tuvo “El club del Ritmo”, que bueno le pareció que alguien en aquellos tiempos, en aquel entonces, propusiera celebrar todos los santos “Alegre y en broma” ¡ TODOS A BAILAR AL ROMA!

Se preguntó qué haría Pepita Puigdomènech... si recibió esa invitación quizá sería algo habitual en su vida, en sus fines de semana de juventud. Es más, el sobre no lleva ningún tipo de matasellos de correos. Quizá le fue entregada en mano. Seguramente era algo habitual. en su vida.
¿Qué haría Pepita aquel 1 de noviembre a las 6 de la tarde? Pensó que le encantaría poder viajar en el tiempo y saberlo. Descubrir qué fue de Pepita aquella tarde de invierno, saber si de verdad fue una alegre tarde de broma, saber si quizá creyó en los presagios y se dejó invitar a la última ronda.

Curioso el hallazgo de la carta de Pepita en su vida. Curiosa la forma de aparecer y curioso el
rincón del libro donde se ocultaba este pequeño gran tesoro.


*************** Hace un tiempo adquirí ese libro en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona. Es uno de esos libros que llaman la atención, de esos de segunda mano que alguien no quiso y que yo decidi recuperar del montón en el que se encontraba. Lo tenía en casa, pendiente de ojear y cuando decidí echar un vistazo me encontré con esto. Fue genial. Me encantan los libros viejos que esconden cositas :). Esto lo escribí el pasado Sant Jordi . Así estreno "Quiero lluvia contigo este 2012 :)) ****************